Mi salto a Australia: Consejos para el vuelo
Como os conté en el avión desde París, el vuelo a Australia se nos hizo mucho más pesado de lo que pensábamos. Después de tantas horas sentados teníamos el culo cuadrado. La realidad es que se pasa mal en vuelos tan largos, pero toda meta conlleva un gran esfuerzo.
Para que a vosotros se os haga algo más ameno el viaje, os dejo unos consejos que me hubiera encantado saber antes de subirme al avión.
1. LLÉVATE UNOS CASCOS Y LIBROS
Nada más subirte al avión, encontrarás en tu asiento un pack con un cojín, una manta y unos cascos. Podrás enchufarlos a la pantalla y escuchar películas, series y música. Estos cascos son de bastante mala calidad: se escuchan fatal y son muy incómodos, así que si puedes, tráete unos de esos que tengas tirados por casa. Aparte, píllate algún libro o revista, que sino acabarás aprendiéndote de memoria los prospectos de ‘Qué hacer en caso de emergencia’ del avión.
2. BATERÍAS AL MÁXIMO Y CARGADORES A MANO
Carga todos tus aparatos electrónicos al 100%, es algo que agradecerás; y guarda los cargadores en tu maleta de mano, ya que cuando hagas escala, podrás enchufarlos en cualquier sitio y recargarlos para no morirte de aburrimiento de nuevo en el último tramo de vuelo.
3. ROPA DE ABRIGO
Debido a que el ser humano, cuando suda, huele, suelen poner el aire acondicionado a una temperatura bastante baja en los aviones (la verdad es que no sé si este es el motivo real, pero me da que sí ?). Por lo que quizás al principio no, pero acabarás teniendo frío durante el vuelo; la manta que te dan de la aerolínea parece un papelillo de fumar, así que llévate un pantalón largo y una sudadera en la maleta de mano: mejor prevenir que curar.
4. PREPARA UN NECESER CON PRODUCTOS DE HIGIENE
Lo que hablábamos del sudor; por mucho que pongan el aire acondicionado a tope en el avión, quieras que no, vas a sudar. Y a menos que seas de los de ‘yo no sudo, brillo’, te vas a sentir pegajoso y muy sucio. El trayecto entero va a ser de mínimo 24 horas, así que mejor llévate un desodorante de roll-on (si es de aerosol te lo quitarán en el control antes de subir a bordo), un paquete de toallitas húmedas no viene mal, que no se te olvide la pasta de dientes y el cepillo, y por último un poco de perfume también se agradece.
5. COME ANTES DE VOLAR
Yo no soy una persona tiquismiquis a la hora de comer, pero me gusta que mi comida sepa a eso, a comida. Y la comida de los aviones sabe a plástico. Así que, aunque no tengas hambre antes de embarcar por los nervios y demás, intenta comer algo. Yo durante los vuelos lo máximo que como es cosas frías: tipo sandwiches, wraps, galletitas saladas con queso o alguna cosa así. Y luego en la escala, paramos en cualquier sitio a comer algo bueno y consistente para aguantar el resto del trayecto.
6. FACILÍTATE EL SUEÑO
Suelo coger el sueño fácilmente, pero los aviones, hay que admitirlo, son incómodos (si viajas en primera clase hablamos de otro tema). A nadie le gusta dormir semi-sentado. Es por eso que recomiendo que traigas una pastilla para dormir, o si no eres de los que no toman medicamentos, que traigas un sobre de manzanilla, tila o lo que sea que te permita conciliar el sueño. Truco importante: cuantas más horas duermas, menos horas te quedarán para matar el tiempo.
7. CAMBIA LA HORA: DIFERENCIA HORARIA
Esto es lo más importante a la hora de volar a Australia. Sé que es difícil, pero nada más subirte al avión cambia la hora al horario australiano y trata de adaptarte a él. A sí, no sentirás el temido ‘jet lag’, síndrome al que todos los viajeros tememos: tener sueño cuando es de día y no poder dormir cuando cae la noche.
Como os conté, nuestro vuelo fue Málaga-París, París-Kuala Lumpur y Kuala Lumpur-Brisbane. Tras 28 horas entre vuelos y escalas, acabamos agotados, pero todo valió la pena en cuanto vimos por la ventanilla las increíbles vistas aéreas de Brisbane.
Nos vemos muy pronto en el paraíso.
N.